La gestión del color y los modelos de color

Imagina que has hecho una bonita foto de una puesta de sol de color amarillo y rojo brillante. Después de descargar la imagen, la abres en la pantalla del ordenador, y también te la bajas al móvil. Por último decides imprimir una copia con tu impresora de inyección de tinta.

Ahora alineas las tres imágenes. ¿Son exactamente iguales los colores? Es ahí donde la gestión del color entra en juego para que el color sea el mismo independientemente de dónde y cómo se vea una imagen.

¿Qué es la gestión del color?

La gestión del color es una forma de asegurar el color consistente de imágenes o gráficos a través de diferentes medios y dispositivos como libros y revistas, ordenadores portátiles y teléfonos inteligentes. Asegurar la consistencia del color y la precisión en estos formatos es difícil porque las pantallas de ordenador y las revistas de moda consiguen el color a través de diferentes métodos y tecnologías.

Vamos a repasar algunos conceptos básicos. La gestión del color ayuda a traducir las imágenes en  dispositivos que utilizan diferentes modelos de color. Un modelo de color es un método de uso de tres colores primarios para producir una gama más amplia de colores. Ese rango se llama espacio de color.

Los modelos de color

Existen dos modelos básicos de color, aditivo y sustractivo.

El modelo más común de color aditivo es el RGB (Red, Green and Blue o Rojo Verde y Azul en español). Es para los dispositivos digitales y utiliza tres colores de luces para producir toda la gama de colores. La unión de azul, rojo y verde crea el blanco.

El modelo de color sustractivo más común es el CMYK (Cian, Magenta, Yellow y Black, o Cian, Magenta, Amarillo y Negro en español). Es el que se utiliza para crear un color en el proceso de impresión. Requiere el uso de tinta o colorante y es sustractivo porque las capas de tinta provocan una ausencia de la parte blanca del papel.

Así pues se usan luces de color o tintas de color. El modelo RGB puede producir más colores que el CMYK. Pero un diseñador gráfico puede hacer que las imágenes que tiene en su ordenador se vean igual de atractivas cuando se imprimen gracias al uso de los modernos sistemas de gestión del color.

Estos sistemas permiten la comunicación entre dispositivos y traducen los colores encontrados en el espacio de color del ordenador en los colores adecuados (los más cercanos al color original) del espacio de color de la impresora.